En Twickenham, los hombres de negro demostraron una vez más que son los mejores del mundo. En una final apasionante e histórica -ambos equipos se enfrentaban por primera vez en la gran definición- Nueva Zelanda derrotó a Australia por 34 - 17 y se consagró campeón del mundo en Inglaterra 2015. Es la primera vez que una selección logra levantar la Copa del Mundo en forma consecutiva. Por cierto, es la tercer conquista del equipo neozelandés, en ocho ediciones del certamen mundialista.

Durante el primer tiempo, los All Blacks desplegaron un mayor manejo y control de la pelota. Sin embargo, enfrente estuvo un duro Australia que, a pura presión y tackles, no le hizo sencilla la historia. En un partido bastante trabado por infracciones, el equipo neozelandes pudo marcar la diferencia desde los pies de Dan Carter que anotó los tres tiros a los palos para ponerse 9 - 3. Para los Wallabies, Bernard Foley había igualado transitoriamente con un penal.

Cuando parecía que se irían al descanso sin sacarse mayores diferencias, Nueva Zelanda encontró los espacios y, por medio de Nehe Milner-Skudder, apoyó el primer try de la tarde. Con un Carter infalible a los palos, los de negro termianron la primera parte en ventaja por 16-3.

En los segundos 40 minutos, los Wallabies salieron decididos a buscar revertir el encuentro. Y lograron achicar distancias gracias a la ventaja numérica que les brindó la amonestación a Ben Smith. Cuando iban 12 minutos, David Pocock apoyó y la conversión de Folley pusieron el marcador 21-10. Como si las emociones fueran pocas, a los 23, Tevita Kuridrani se escabulló por la defensa neozelandesa y marcó el segundo try para Australia.

A pesar de la ilusión de que se pudiera producir el milagro, Australia sufrió un drop, un penal y una conversión de Carter, tras un letal try de John Barrett, que desató el gran festejo final.